El otro día estaba desayunando con mi papá en un restaurante tapatio y me contó lo siguiente:
Hace un chorro de años, mi tío Manuel (hermano fallecido de mi papá) trabajaba en EEUU y en aquellos tiempos los gringuillos para referirse a los dólares, les llamaban bananas. O sea que en lugar de decir 20 dólares, decían 20 bananas; algo así como en México decir “20 bolas” o “20 baros”.
Entonces, en San Fernando había una concesionaria de autos. Y había un letrero que decía “Autos… desde solo 700 bananas”. Entonces llega un hombre un tanto inteligente.
CompradorMuyInteligente: Quiero ese auto que vendes en 750 bananas…
VendedorNoTanto: OK… Entonces van a ser 750 dólares, señor
CompradorMuyInteligente: Mmm no. Serán 750 bananas, no 750 dólares...
VendedorNoTanto: Lo de las 750 bananas era solo una expresión… ¡Cuesta 750 dólares!
CompradorMuyInteligente: Pues a mi no me interesa lo que querías decir con ese letrero, ahí dice que cuesta 750 bananas y quiero ese auto por 750 bananas. Cuéntalas si quieres, son 750.
VendedorNoTanto: Pues no se lo voy a dar por 750 bananas.
CompradorMuyInteligente: Pues aténgase a las consecuencias.
Al final de cuentas, El HombreMuyInteligente demandó al VendedorNoTanto, y así logró que le vendieran el auto nuevo por sus sólo 750 bananas...
Las leyes en EEUU son tan chistosas... Aquí hubieran mandado al CompradorMuyInteligente a la chinguiriminguiri.
…esas historias de mi papá son la onda.